Flores

Descripción

GEOGRAFÍA

Con 16,6 km de largo y 12,2 km de ancho máximo, la isla tiene 141,4 km2 de superficie. En este pedazo de tierra habitado por 4.117 personas (datos de 2008) el continente Europeo tiene su punto más occidental. La isla de Flores forma el grupo occidental del archipiélago junto con la isla de Corvo, que está a una distancia de 17,9 km. El punto más elevado de la isla, a 911 m. de altura, está situada en morro Alto, a 39°27’48’’ de latitud norte y 31°13’13’’ de longitud oeste.

HISTORIA

El descubrimiento portugués de las islas del actual grupo occidental probablemente ocurrió hacia 1452. Se señala a Diogo de Teive como el navegador que encontró tan “distante” territorio. La designación de Flores se piensa que está asociada a la abundancia de flores naturales de la isla en la década de 1470. No fue fácil el poblamiento de la isla. Las características geográficas del grupo occidental se reflejan en su configuración política pues, al contrario de las otras islas, Flores y Corvo fueron constituidas un señorío que el rey D. Afonso V entrega en 1453 a su tío, D. Afonso, duque de Bragança y conde de Barcelos.

También en Flores los primeros pobladores tienen origen flamenco, por Willem van der Haghen, que se estableció inicialmente en la isla de San Jorge y que intentó probar suerte en parajes más occidentales, en 1480. Bien porque le desilusionó la capacidad económica de la isla, bien por el aislamiento en relación con el resto del archipiélago, lo cierto es que la experiencia fracasó y el flamenco regresó a San Jorge. Abandonado durante años, el territorio tuvo que esperar hasta 1508 para ser poblado con éxito, ahora con el esfuerzo de la familia Fonseca. Así, a pesar del poblamiento tardío, el crecimiento demográfico se consolida. Lajes de Flores consigue la distinción de villa en 1515 y Santa Cruz de Flores en 1548. A partir de finales del siglo XVI, los Mascarenhas van a impulsar todavía más el desarrollo demográfico de Flores.

Como en gran parte del archipiélago, el cultivo del cereal supuso el soporte económico durante un par de siglos, también alimentado por la cría de ovejas, producción de paños y pesca.

A lo largo de los siglos XVI y XVII, la isla vive tranquila y aislada, alterada por las frecuentes visitas indeseadas de los corsarios. Flores, el punto más occidental de Europa, disfrutando de una posición táctica de gran importancia, funcionaba como punto estratégico para que la Corona diese su apoyo logístico a los navíos provenientes del Pacífico y del Índico. Como consecuencia, la isla era objeto de una vigilancia cerrada por parte de corsarios y piratas, que a su alrededor esperaban serenamente el paso de los galeones españoles cargados de metales preciosos llegados de América y de las naves portuguesas provenientes de Oriente.

El escritor del siglo XIX Lord Alfred Tennyson recogió en su poema The Revenge este lejano tiempo de aventuras y pillajes navales. “At Flores in the Azores Sir Richard Grenville lay” empieza el relato de la heroica derrota del barco dirigido por el corsario inglés Sir Richard Grenville ante una flota española. A partir de mediados del siglo XVIII, Flores funciona como puerto de abrigo de las armadas balleneras inglesas y norteamericanas, que buscaban provisiones y hombres para las tripulaciones. La influencia externa conduce a la creación de bases de caza al cachalote en Lajes de Flores y Santa Cruz de Flores. Todavía existen las instalaciones edificadas para la extracción del aceite de las ballenas.

La inauguración del aeropuerto en 1972 y la construcción de instalaciones portuarias modernas llevaron a una mayor integración del grupo occidental en el archipiélago de las Azores. El sector terciario es la base de la economía de la isla, ocupando cerca de un 60% de su mano de obra, con el turismo ganando una expresión cada vez mayor.

 

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